viernes, 11 de junio de 2010

Nuevas aventuras de Juan el Zorro

UNA OVEJA CARNIVORA        Aquélla noche se realizaba una gran fiesta en casa de la Comadreja, con abundancia de manjares y licores, y amenizada por la agnífica orquesta que dirigía el Zorzal y que integraban el Boyero, la Calandria, el Grillo, el Mangangá, la Chicharra,el Cardenal, la Rana, el Guitarrero y otros músicos de fama. Todos los animales del pago acudieron dispuestos a divertirse, en un simpático plano de igualdad que superaba hasta las diferencias físicas, puesto que se veía bailar al Gusano con la Abeja, al Cascarudo con la Mariposa, al prosaico Moscardón con la espiritual Libélula y al esbelto Guazubirá con la Tortuga remolona y sin garbo. Entre los initados se encontraba el Tigre quien era que mayor consumo hacía de bebidas y comestibles, lo cual no le impedía mantenerse alerta para atrapar al Zorro, apenas apareciera éste en la fiesta. Pero Juan precavido como sempre, se presentó disfrazado de Oveja, y tan a la perfección que hasta el propio Carnero creyó que se trataba de alguna congénere soltera y se dispuso a conquistarla, fiel a sus viejas mentas de Tenorio. Era eso precisamente lo que buscaba el Zorro, que entre melindres y esquives, ya bailando una piecita con él, ya dejándolo plantado para acceder a las reiteradas invitaciones del Tigre, lo fue poniendo celoso poco a poco. De tanto en tanto hacía Juan sus escapadas furtivas hasta el comedor, donde se destacaban de los demás manjares agrupados en la mesa los pollos "al natural ", que constituían su plato favorito.  Pero hete aquí que en un momento dado,mientras masticaba a dos carrillos una tierna pechuga, fue descubierto por la Cotorra --chismosa incorregible--- la cual salió al punto hacia la sala de baile, pregonando a voz en cuello tan sensacional noticia. ---¡ La oveja come pollos ! ¡la oveja come pollos ! chillaba el escandaloso pájaro ¿Cuándo se ha visto cosa semejante?  A excepcíón del carnero que continuaba iracundo en su rincón, todo el bicherio restante comprendió que había gato encerrado. Y hasta el mismísimo Tigre, no obstante lo menguado de su caletre, dióse cuenta de que la oveja y Juan eran un solo ser y de que se le presentaba la ocasión de vengarse. Atacaba la orquesta un pericón cuando volvió el Zorro a la sala, muy orondo mordiendo ostensiblemente una hoja de lechuga. El overo, al verlo, se le acercó relamiéndose el hocico y le dijo en tono amable, a fin de evitar sospechas.
--- ¿Me concede este periconcito moza? Pero Juan que leyó en sus ojos los siniestros propósitos que abrigaba, huyó dando baliditos de terror hacioa el sitioo donde estaba el Carnero. y estrechándose contra éste, se puso a gritar desaforadamente
----¡Socorro, socorro, que ese indigno me ha faltado el respeto! ---¡Yo te voy a dar socorros sinvergüenza! --- lució el Tigre lanzándose hacia él y tirándole un zarpaso que el Zorro esquivó apenas.
Entonces, el Carnero ansioso por obtener a cualquier precio los favores de la esquiva "prenda" retrocedió un buen trecho para tomar impulso y luego invistió con furia a su rival, aplicándole tan rudo topetazo en el vientre que le cortó el resuello, circunstancia que aprovechó el enceguecido cornúpedo para seguir golpeándole sin tregua, hasta dejarlo fuera de combate. En tanto, Juan soltando alguna de aquéllas burlonas carcajadas que el Overo conocía tan bien, gritábale desde la puerta --- ¡No se aflija Don Tigre, que no es nada!¡Lo peor vendrá cuando su señora se entere de la causa de esos golpes y empiece a cantar el zueco en sus costillas!.  EL GRILLO; AÑO X; Nro 52; Noviembre 1964.

miércoles, 9 de junio de 2010

El daño

El paisanito Juan Clavijo andaba hacía días triste, desganado y sin apetito. Ni siquiera el mate amargo, su compañero de todas las horas, le caía bien. La verdadera causa de aquélla abulia y aquélla melancolía era que había reñido con Nicanora, su novia, a la cual queria muchísimo. Pero crédulo e ingenuo, como la mayoría de los criollos, lo primero que se le ocurrió es que lo habían embrujado. Y sin detenerse a reflexionar sobre lo absurdo de aquélla suposición, encaminóse al rancho de Doña Romualda, que además de ser curandera de renombre vasto, gozaba fama de muy experta en materia de hechizamientos, ligadura y otras supercherías semejantes. --- Me siento muy enfermo ---dijole luego del saludo práctica-- Creo que lo que tengo es daño. Y si es así solo Ud será capaz de curarme. La bruja lo miró de hito en hito largo rato, cual si quisiera hipnotizarlo, le oprimió después las sienes con sus pulgares negros de nicotina, y por último se caló las gafas para examinarle la garganta. ---Tienes la mirada débil, las venas te laten demasiado despacio, y en los agallones te noto unos temblores que no son naturales, muchacho. Todos esos síntomas te indican a las claras que alguien te ha echado daño, porque fiebre no tienes y resfriado no estás. ---Cúreme, doña Romualda, y le pagaré lo que me pida. ---- Eso es obra e alguno que te quiere quitar a Nicanora --- dijo la astuta vieja que conocía los amores del mozo, e incluso estaba enterada de sus reciente disgusto con la novia ---- Pero no te preocupes que yo te sacaré el daño como quien le saca un diente de leche a una criatura ¡ Si habré curado enfermpos de ese mal en mi vida ! Eso, si, tienes que acer el tratamiento tal como te lo indico. Y luego de "vencerlo" pronunciando entre dientes palabras cabalísticas, le preparó una reliquia que contenía,según dijo, tres colmillos de víbora de la cruz y tres ramos de polvo de hueso de lechuza, y que Juan debía llevar colgada al cuello hasta que el hechizo desapareciese. Luego hizo tres cruces con alfileres en una almohadilla rellena de algodón, "bendijo" ésta, y se la dio la mozo para que la tirara en el primer pozo que viese, pero colocándose de espaldas y empleando la mano izquierda. Solo así el "daño" podría ser derrotado. Salió Clavijo del rancho ya más aliviado, a causa de la sugestión. Y cuando dias más tarde pudo reconciliarse con su novia --- inlfuida a ese efecto por la pícara vieja---, recobró nuevamente la alegría y el ánimo y atribuyó, por supuesto, tan milagrosa curación, a la "ciencia mágica" de doña Romualda.   POS  DATA:  Cuento o narración al que hay que expurgarle los valores denigratorios hacia las creencias y formas de ser de la gente de campo (crédulos e ingenuos como los criollos), la calificación "cientificista" de superstición a los saberes populares y tradicionales y su atribución a astucias o el papel de "chanta" de la bruja. Aunque estos nigromantes predominen en la actualidad, engañando a la gente, la curandera o bruja cumplía un rol importante en el área rural y semiurbana, realizando curas simbólicas, o restaurando relaciones rotas, como expresa este referido cuento.  BIBLIOGRAFIA : EL  GRILLO  AÑO X; Nro. 52; Noviembre 1964.