sábado, 16 de enero de 2010

Romancero del establo de Belén

Al llegar la medianoche
y al romper en llanto el Niño
las cien bestias despertaron
y el establo se hizo vivo.....
Y se fueron acercando
y alargaron hasta el Niño
sus cien cuellos anhelantes
como un bosque estremecido
Bajó un buey su aliento al rostro
y se lo ehaló sin ruido
y sus ojos fueron tiernos
como llenos de rocío.
Una oveja lo frotaba
contra su vellón suavísimo
y las manos le lamían
en cuchillas dos cabritos
Las paredes del establo 
se cubrieron sin sentirlo
de faisanes y de ocas
y de gallos y de mirlos.
Los faisanes descendieron
y pasaban sobre el Niño
su ancha cola de colores
y las ocas de anchos picos.
arreglabánle las pajas
y el enjambre de los mirlos
era un vuelo palpitante
sobre el recién nacido
Y la Virgen entre el bosque
de los cuernos, sin sentido
agitada iba y venía
sin poder tomar al Niño
Y José sonriendo iba
acercñandose en su auxilio
¡Y era como un bosque todo
el establo conmovido! 

                                                 GABRIELA MISTRAL