martes, 22 de diciembre de 2009

Leyendas indias. EL PILLAN (Leyenda araucana)

Hace de esto mucho tiempo. El Pillán, con su aliento de fuego y su maldodoso corazón tenía dominados a los indios que vivían en las orillas del lago Llanquihue. Disfrazado de "machi", a unos les daba la infusión del latúe, yerba que les volvía dementes; a otros les enseñaba; a otros les enseñaba a hacer chicha, con la cual se embriagaban olvidando sus deberes y su familia. El Pillán, soberbio en su poder, sacudía los montes y hacía que el volcán Osorno vomitase fuego y lava, y que el Tronador espantase a los indios con sus rayos y sus truenos. Por semanas y semanas llovía fuego y ceniza, de tal manera que las pocas siembras que algunos indios buenos lograban cultivar se quemaban y los pobres ni siquiera tenían que comer.
Allá en la quebrada más lejana de la cordillera, allá donde esconde sus aguas siempre verdes el lago Esmeralda, vivía una machi,arrugada como una pasa, de tan vieja que era. Se le oprimía el corazón presenciando la miseria y la maldad de los indios a quines el Pillán tenía sometidos. Una noche que se quedó dormida pensando en como librarlos de tanto daño tuvo un sueño  que le dio a entender la forma en que podía hacerlo. Congregó, entonces,
a los caciques mejores, y les dijo:
-- El Pillán tiene su guarida en el fondo del cráter del Osorno. Hay que encerrarlo y para eso es indispensable que una rama de nuestro árbol sagrado, el canelo, caiga dentro del cráter.
--- Pero ¿cómo llegaremos hasta allá, si el Osorno arroja minuto a minuto lava, fuego  y ceniza?
---  Si una niña tan linda como la flor del copihué blanco y tan buena como una paloma quiere dar su vida para que se salve su pueblo, se encontrará la manera de que un gajo de camelo llegue hata el fondo del cràter.
Los caciques se miraron todos y se preguntaron quien sería la niña más linda y más buena de todas sus tribus. Y no hubo dudas. Porque entre todas sobrealía Lirayén, preciosa como una noche de luna clara, bondadosa como una santa.
     Pero su padre, el cacique Lanquihué, no podía aceptar que su hija fuera la que tubiera que morir.
---- No llores, padre mío --- le dijo ella--- Si salvo a mi pueblo, moriré feliz. Llévame allí donde el bosuqe es más espeso y en donde los árboles echan tantas flores que su perfume hace perder el sentido. La llaevaron todos en procesión y al caer la tarde, la dejaron. Entonces, los camelos, los avellanos, los ulmos y las altísimas araucarias echaron sus flores más maravillosas, y , expirmiendo su savia más fragante, la esparcieron en el aire, de tal modo que la niña, desvanecida con tanto perfume, ni siquiera sintió cuando la mano de la muerte vino a cerrarle los ojos.
     Ala mañana siguiente se divisó un enorme cóndor que, rápido como una flecha, se dejaba caer en medio del bosque Con su poderoso pico abrió el pecho de la joven y el arrancó el corazón. Pero junto al corazón sangrante iban cruzadas un par de ramas de camelo. Subió volando, volando el cóndor hacia la montaña y al cruzar por encima del volcán Osorno, el calor desprendió las hojas de camelo del corazón de Lirayén.
Tan pronto como las hojas del árbol sagrado cayeron en el cráter, el cielo se anubarró todo entero, un viento helado se despeñó en torbellino desde la montaña, comenzó a caer plumilla de nieve, y después copos tan grandes, que toda la tierra parecía envuelta en un solo manto de hielo. Por cuarenta dias y cuarenta noches lucharon el fuego que salía por los volcanes y la nieve que bajaba del cielo. El Pillán que vivía dentro del Osorno, trataba de salir envuelto en llamas pero la nieve lo apagaba una y otra vez. Hasta que por fin se cerró en cráter y el Pillán quedó encerrado para siempre. Pero dicen los caciques más viejos que el Pillán no ha muerto y que si alguna vez los hombres dejan de trabajar la tierra  y se vuelven tan malvados como antes, el Osorno volverá a inflamarse y a echar fuego,ceniza y lava por la boca que hoy cubren y tapan las inmensas capas de nieve

ALH
Cuentos para Juan y Juanita.  1948. Santiago de Chile. ZIG-ZAG