El paisanito Juan Clavijo andaba hacía días triste, desganado y sin apetito. Ni siquiera el mate amargo, su compañero de todas las horas, le caía bien. La verdadera causa de aquélla abulia y aquélla melancolía era que había reñido con Nicanora, su novia, a la cual queria muchísimo. Pero crédulo e ingenuo, como la mayoría de los criollos, lo primero que se le ocurrió es que lo habían embrujado. Y sin detenerse a reflexionar sobre lo absurdo de aquélla suposición, encaminóse al rancho de Doña Romualda, que además de ser curandera de renombre vasto, gozaba fama de muy experta en materia de hechizamientos, ligadura y otras supercherías semejantes. --- Me siento muy enfermo ---dijole luego del saludo práctica-- Creo que lo que tengo es daño. Y si es así solo Ud será capaz de curarme. La bruja lo miró de hito en hito largo rato, cual si quisiera hipnotizarlo, le oprimió después las sienes con sus pulgares negros de nicotina, y por último se caló las gafas para examinarle la garganta. ---Tienes la mirada débil, las venas te laten demasiado despacio, y en los agallones te noto unos temblores que no son naturales, muchacho. Todos esos síntomas te indican a las claras que alguien te ha echado daño, porque fiebre no tienes y resfriado no estás. ---Cúreme, doña Romualda, y le pagaré lo que me pida. ---- Eso es obra e alguno que te quiere quitar a Nicanora --- dijo la astuta vieja que conocía los amores del mozo, e incluso estaba enterada de sus reciente disgusto con la novia ---- Pero no te preocupes que yo te sacaré el daño como quien le saca un diente de leche a una criatura ¡ Si habré curado enfermpos de ese mal en mi vida ! Eso, si, tienes que acer el tratamiento tal como te lo indico. Y luego de "vencerlo" pronunciando entre dientes palabras cabalísticas, le preparó una reliquia que contenía,según dijo, tres colmillos de víbora de la cruz y tres ramos de polvo de hueso de lechuza, y que Juan debía llevar colgada al cuello hasta que el hechizo desapareciese. Luego hizo tres cruces con alfileres en una almohadilla rellena de algodón, "bendijo" ésta, y se la dio la mozo para que la tirara en el primer pozo que viese, pero colocándose de espaldas y empleando la mano izquierda. Solo así el "daño" podría ser derrotado. Salió Clavijo del rancho ya más aliviado, a causa de la sugestión. Y cuando dias más tarde pudo reconciliarse con su novia --- inlfuida a ese efecto por la pícara vieja---, recobró nuevamente la alegría y el ánimo y atribuyó, por supuesto, tan milagrosa curación, a la "ciencia mágica" de doña Romualda. POS DATA: Cuento o narración al que hay que expurgarle los valores denigratorios hacia las creencias y formas de ser de la gente de campo (crédulos e ingenuos como los criollos), la calificación "cientificista" de superstición a los saberes populares y tradicionales y su atribución a astucias o el papel de "chanta" de la bruja. Aunque estos nigromantes predominen en la actualidad, engañando a la gente, la curandera o bruja cumplía un rol importante en el área rural y semiurbana, realizando curas simbólicas, o restaurando relaciones rotas, como expresa este referido cuento. BIBLIOGRAFIA : EL GRILLO AÑO X; Nro. 52; Noviembre 1964.
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